El Institut del Cava organizó los pasados 15 y 16 de febrero unas enriquecedoras jornadas sobre comercialización en el enoturismo. En estas Enojornadas, se presentaron tendencias, herramientas para la promoción del enoturismo y las claves para mejorar los diferentes modelos enoturísticos. Todo ello contando con ponentes de primer nivel, lo que permitió analizar cómo es posible posicionar los productos y cómo venderlos. Además, se presentaron proyectos de éxito inspiradores.
Una de las claves que quedó patente es que el enoturismo ha de “pensarse en términos turísticos” y entender que esta experiencia turística, con el vino como eje, debe emocionar, ser singular, formativa, tener capacidad de sorprender e integrarse en el territorio. Para ello, es importante ser consciente de que hay varios tipos de enoturistas. Es un mercado muy segmentado, desde los curiosos o principiantes a expertos en vinos que buscan profundizar y descubrir curiosidades únicas, pasando por los aficionados al vino. Pero no hay que olvidar el potencial del enoturismo como incentivo de empresa. Además de por su relación con el vino, el turista también queda segmentado según su estilo de vida (millennials, clase media, singles, familias, séniors…). Hay que adecuar la oferta al perfil que más se adecue a nuestros intereses.
El enoturismo tiene mucho camino por recorrer en España y, tal y como quedó patente en las jornadas de Sant Sadurní d’Anoia, una de las herramientas para avanzar por esta senda pasa por tejer alianzas con touroperadores. El enoturismo es útil: según las estadísticas expuestas en las Enojornadas 2018 el 93% de las bodegas que lo implementan aumentan sus ventas de vino.
No obstante, falta profesionalizar la oferta y ofrecer algo “realmente” innovador. Y destacamos lo de realmente porque pese a que el 73% de las bodegas considera que su oferta es innovadora, lo cierto es que las actividades enoturísticas en España se centran básicamente en visitas a las instalaciones y viñedos, catas y oferta de alojamiento.
¿Cómo debe ser el equipo humano responsable de enoturismo? Debe compartir los valores de la bodega, tener la confianza de la dirección, contar con protocolos claros de las actividades y del análisis de los visitantes y estar concienciado en la cultura del detalle.
En definitiva, el enoturismo debe ser, primero turismo, capaz de transmitir un mensaje claro, apoyarse en socios estratégicos y ofrecer experiencias con un trato cercano, familiar, con detalle y sin generar grandes expectativas que luego no se cumplan.